viernes, 23 de abril de 2010

Sant Jordi...

Mis queridos/as amigos/as:
Hoy es Sant Jordi, día de Rosas, Libros, Tradiciones y Leyendas. Una de las leyendas cuenta que al morir el dragón abatido por el noble Caballero Jordi (o Jorge) y caer al suelo, la sangre derramada al entrar en contacto con el suelo se convierte en un bello rosal como signo de amor y amistad.
Es un día particularmente especial en todas partes del mundo, puesto que además se celebra el Día del Libro, para conmemorar la muerte de dos de los escritores más grandes de la literatura universal: Cervantes y Shakespeare. Aunque casualidades de la vida o causalidades, ese día del mismo año, también falleció otro gran escritor: Garcilaso de la Vega.
En España y en los diferentes Instituto Cervantes del mundo, se realiza interrumpidamente, la lectura de una de las obras más importantes de nuestra narrativa: “El Quijote”.
Y hoy ha querido que caiga en viernes, y como todos los viernes a las 6’00 de la mañana (llueva, nieve, luzca el sol), voy a clase de Karate. ¿Y a esas horas se hace Karate? Pues si, y la verdad es que mis dos últimas clases han sido muy interesantes, ya que estoy desarrollando y estudiando conceptos del movimiento en sí como: exactitud, potencia, velocidad y contundencia para que el movimiento sea único.
La técnica debe de hacerse con un movimiento suave (aparentemente a la vista), con esas cuatro cualidades para que al mismo tiempo sea elegante, y desterrar el tópico de lo abrupto y agresivo.
En la vida, todo lo que hagamos debe de hacerse con elegancia y suavidad. Recordad que uno de los preceptos básicos y fundamentales de la vida es el de vivir en paz y armonía contigo en primer lugar y, después por extensión, hacia los demás.
Las Artes Marciales, y en particular el Karate, han sido la vía o el camino que me han permitido lo escrito anteriormente: una forma de vida a través de una forma de lucha.
Así que hoy, por tradición, leyenda o por lo que sea, la suavidad del regalo de una rosa y un libro en señal de amor y amistad, hace que sea especial, en principio. Os deseo un feliz Día de Sant Jordi lleno de rosas y libros.
En fin, amigos y amigas, hasta aquí llego hoy, mañana más. No prometo hacerlo mejor pero si que haga lo que haga lo haré de la mejor manera posible.
Un abrazo

TONI

miércoles, 21 de abril de 2010

Ahí ando... Caminando

Mis queridos/as amigos/as:
Supongo que el perdón es una cosa y la reconciliación es otra. Ambas van o pueden ir ligadas intrínsecamente, aunque no siempre debe de ser así. Como muchas cosas en esta vida, depende de varios factores: uno de ellos es la voluntad de los que se deben o quieren reconciliar, y aquí es cuando la típica frase cobra sonido en boca popular: “segundas partes nunca fueron buenas”.
Debo deciros que no estoy muy de acuerdo en ese dicho popular y por diversos factores que no enumeraré, pero si es voluntad de hacerlo en otros escritos. Hoy me apetece hablaros de cómo debería ser una reconciliación.
En primer lugar, el primer paso, el del perdón, está dado y comúnmente aceptado por ambas partes. Éste es un paso muy importante, puesto que sin perdón, el siguiente no puede existir, y si existe es del todo falso e incierto.
La experiencia me dice que para que el proceso funcione, lo mejor es hablar abiertamente. Una reconciliación, como he dicho anteriormente, se basa en primero perdonar y después, no mirar atrás. Los que me conocen saben que perdono pero no olvido (ya he comentado varias veces que soy un ser humano y como tal con imperfecciones). El olvido depende de la capacidad de no mirar atrás por parte de ninguna parte, con lo que el olvido se debe de situar en el hipotálamo (parte trasera de la cabeza y centro de la memoria) y que poco a poco, se vaya marchitando.
De todas maneras, conforme pasa el tiempo, poco a poco se va difuminando y se borra, aunque el cerebro no es como el disco duro de cualquier ordenador, que se resetea y nada queda. El ser humano y su memoria es frágil, con lo que es mejor no accionar la memoria, única vía de no desperdiciar la oportunidad de una reconciliación, ya que perdonar es otra acción.
Si la reconciliación no fuese posible, no pasa nada. Uno adapta su vida al camino y éste se adapta a tú vida, y si por alguna razón no deben de continuar en él, pues tranquilo/a, si has perdonado todo es más fácil.
En este proceso me encuentro, reconciliándome con mi pasado, que hoy es mi presente, ¿y mi futuro? Pues NO LO SE, dependerá muy mucho de lo que hoy haga, sienta y viva, de eso estoy seguro, muy seguro.
Mi puerta está abierta, estoy en silencio, debes de entender que prefiera estarlo. El otro día le comentaba a una persona que aunque ganas de sacar la espada y cortar algunas cabezas, pues hablan de mí sin conocimiento y con consentimiento de otros, prefiero tenerla guardada pues estoy seguro de que después de haber cortado y callado esas cabezas y lenguas, no habría merecido la pena: a un ignorante lo mejor es ignorarlo.
Y por último, el cortar y pegar, tengo la suficiente capacidad para decir cuando lo hago y cuando no, y como no tengo la más mínima intención de entrar en conflicto con nada ni con nadie, lo mejor es que creas lo que te dé la gana y tranquilo/a, cuando lo haga ten la completa seguridad de que lo haré (no temo la verdad, al contrario). Yo no escribo para ignorantes principalmente, escribo para mí y lo comparto, eso es TODO.
En fin, amigos y amigas, hasta aquí llego hoy, mañana más. No prometo hacerlo mejor pero si que haga lo que haga lo haré de la mejor manera posible.
Un abrazo

TONI

sábado, 3 de abril de 2010

Latif... Déjame que te cuente un cuento.



Latif era el pordiosero más pobre de la aldea. Cada noche dormía en el portal de una casa diferente frente a la plaza central del pueblo. Cada día se recostaba debajo de un árbol distinto y su mirada se perdía en sus pensamientos. Comía de las limosnas o de los mendrugos de comida que la gente del pueblo le daba de forma caritativa.
Sin embargo, a pesar de su aspecto y de la forma de pasar sus días, era considerado por todos como el hombre más sabio del pueblo, no por su inteligencia (que era prodigiosa) sino por sus experiencias de vida.
Una mañana soleada, el rey decidió acercarse a pasear por la plaza del pueblo y mezclarse entre sus súbditos. Paseaba rodeado de su guardia personal entre los diferentes puestos de venta buscando nada en particular. Y mientras paseaba, se reía de los mercaderes y compradores.
Mientras se reía, casi sin darse cuenta tropieza con Latif. En ese momento, ante el espanto de la imagen que ofrecía Latif, alguien de su sequito le susurra que está ante el más pobre de sus súbditos y, al mismo tiempo, ante el más sabio y respetado de todos ellos.
El Rey entre divertido y complejo se acercó y despectivamente le dijo:
“Si me contestas a una pregunta te doy esta moneda de oro” Latif apenas levantó la mirada y despectivamente le contestó:
"Puedes quedarte tú moneda, para que la quiero Yo. ¿Cual es tú pregunta?"
El Rey se sintió contrariado por tal desprecio, pero igualmente le hizo la pregunta (que llevaba varios días ocasionándole severas dudas y preocupaciones) a la que Latif contestó sin dilación de manera justa y correcta.
Sorprendido esta vez por la respuesta, el Rey le entregó la moneda prometida y prosiguió su paseo.
Al día siguiente, el Rey volvió al pueblo, pero esta vez fue directamente en busca de Latif, que reposaba debajo de un olivo en un olivar.
De nuevo el Rey le formuló una nueva pregunta y de nuevo, ante la sinceridad de la respuesta le dio otra moneda de oro. Estos encuentros se fueron sucediendo durante dos semanas, en las que el Rey siempre se sorprendía por la sinceridad, lucidez y exactitud de las respuestas de Latif.
Un día, el Rey se descalzó ante donde reposaba Latif y humildemente le solicitó que se fuese a palacio con él para ayudarle en todas cuantas cuestiones y dudas se le planteasen.
Después de un momento de reflexión, Latif accedió. Al llegar a palacio, le fueron entregadas las llaves de uno de los mejores aposentos, finas ropas y delicados baños. Cada día el Rey consultaba sobre cuestiones de gobierno, vida propia o sobre sus propias dudas espirituales ante las que obtenía la respuesta adecuada, fuese o no fuese de su agrado.
Latif siempre era sincero en sus respuestas, de ahí que fuese el interlocutor preferido del Rey. Lo que en contraposición le creó celos y envidias con los anteriores consejeros del Rey, que urdieron un plan para desprestigiarlo.
Una tarde, los anteriores consejeros solicitaron audiencia al Rey. En ella le dijeron que Latif conspiraba para derrocarle reuniéndose con alguien en una habitación de palacio. Estaban seguro de lo que le decían, pues siempre que le preguntaban que a dónde iba, Latif les contestaba con evasivas.
El Rey no daba crédito a las palabras y decidió averiguar si era o no cierto lo que le acababan de decir.
A la tarde siguiente, el Rey lo espero escondido debajo de la escalera que estaba situada enfrente de la habitación dónde Latif se encerraba cada tarde. Al comprobar que a la hora indicada Latif entraba en la estancia, el Rey junto a su guardia se dirigió a la estancia y golpeando la puerta dijo
“¡Latif, abre la puerta, soy el Rey!”
Latif, abrió la puerta y el Rey entró rápido junto a su guardia, encendió las luces y descubrió que en la estancia no había nada que pudiese ocultar a una persona, ni tan siquiera había una ventana. En la estancia, sólo había un vestido raído, un plato de madera sucio y una vara de caminante.
El rey le preguntó si estaba conspirando para derrocarle, a lo que le contestó que NO, y que cómo se le podía ocurrir semejante pregunta. Entonces el Rey le contó lo que le habían dicho, y Latif respondió:
"Desde mi llegada a palacio, tengo finas sedas como ropa, una buena cama donde dormir cada día y siento ese respeto que siempre me das. por ello vengo cada día a esta estancia para mirar con lo que vine y de esa manera NO OLVIDAR QUIÉN SOY Y DE DÓNDE VENGO”.

Un abrazo

TONI

viernes, 2 de abril de 2010

Conociéndome...

Hola amigos/as:
Por mucho que te explique a qué sabe la mermelada de higo, no lo sabrás hasta que la pruebes por ti mismo. De ahí la creencia de que seremos felices cuando las cosas nos vayan bien, pero las cosas empiezan a irnos bien cuando aprendemos a ser felices.
Se aplasta lo que no rima, se esconde lo que no encaja, se engaña con los mejores versos… Y cada mentira es acertada. Exigimos una nobleza que supera nuestras capacidades, nos quejamos de no entender del todo lo que nos dicen sin caer en la cuenta de que tal vez tampoco lo hemos pensado aún lo suficiente. O tal vez no merezcamos tanto, ni tan largas explicaciones.
Nos sentimos constantemente engañados y acumulamos motivos. Nos estamos haciendo un traje a medida y nos estamos quejando de nuestras propias hechuras. Lo que no nos tira de sisa nos sobra de manga y nadie tiene culpa de nada. Somos un universo inocente, todos son castigos injustos, desgracias impuestas, y lo que no es la buena suerte es la suerte que nos merecemos.
Evidentemente toda la culpa es del contrario o del oponente. Esta revelación se vive en nuestra mente, lo queramos o no ver.
Pero aparece la consciencia, esa que nos hace creer que podemos ser mejor, que podemos cambiar y evolucionar, esa que nos permite mantenernos firmes en la tormenta con nuestros valores como mejor estandarte, esa que nos permite crecer y evolucionar. La consciencia nos permite la responsabilidad personal, que es aquella que acallamos cuando no queremos escuchar, y ella permanece ahí, reposando, hasta que llega el momento oportuno y… ZAS… De nada sirve seguir engañándonos y ampararnos en el círculo vicioso del victimismo. Más que nada porqué no funciona a quién tiene lo que debe tener.
Lo que sí da resultados es hacer precisamente lo que probablemente menos nos apetece: enfrentarnos a nuestros miedos e inseguridades para empezar a tomar las riendas de nuestra vida. Lo que está en juego es aprender a llevar una existencia feliz y con sentido. Todo se reduce a comprometernos con nuestra consciencia (que dictamina y determina los valores que han permitido ser quiénes somos).
Puede que para algunos sea demasiado profundo y no sepas entender lo que trato de escribir, pero te remito al primer párrafo de éste artículo.
Estoy en un proceso, un proceso de cambio motivado y agradecido a las circunstancias que me han tocado vivir. Es un proceso hacia donde siempre he deseado ir. Un proceso que cada vez toma más fuerza, exige más responsabilidad y que cuánto mas me adentro, más me atrae y mejor me siento.
Siempre he sabido lo que he querido, y aunque me aparté del camino, siempre lo tuve presente. Ahora cada día que pasa creo más firmemente en ello, y tengo claro que seré Maestro de mis Alumnos/as (de los que aprenderé mi Ciencia), esposo de mi mujer y padre de mis hijos/as, sin que haya intercambio de roles y/o papeles en cada una de las áreas que el día a día me conceda.
Bueno amigos/as, hasta aquí llego hoy, mañana más aunque no prometo que lo vaya a hacer mejor, pues sería imposible, pero si afirmaros que haga lo que haga, lo haré de la mejor manera posible.
Un abrazo

TONI

jueves, 1 de abril de 2010

Alegría, alma y conciencia...

Hola amigos/as:
Prefiero ser dueño de mis silencios antes que esclavo de mis palabras… Dijo una vez alguien. Y en ello estoy, en silencio. Pero no porqué nadie me calle, no nos equivoquemos, estoy en silencio porqué me da la gana.
Es muy importante que un hombre sea alegre, no insensato pero si alegre. La alegría es la causa fundamental de la existencia, y eso no hay Dios que lo refute. La risa sujeta cosas que el llanto no es capaz de sujetar ni reparar, y eso que llorar sana y limpia (eso dicen y por lo menos en parte también es cierto). La alegría se formula a poco que la dejes, como la razón fundamental del alma. Y sin embargo tiene muy mala fama.
Una vez realizada la introducción, comentaros que la alegría del alma nace de la conciencia. Esa conciencia que en muchas ocasiones callamos para realmente no asumir la responsabilidad de nuestros actos. Actos que nos llevan a cometer acciones (valga la redundancia) de los que muchas veces (la mayoría) surgen como emociones de una olla a presión.
Ya sé que es muy duro quedarse mano sobre mano mientras acciones de otros, destrozan el mundo… Pero precisamente la conciencia sólo atormenta a los que la tienen (aunque les hace sentir bien, que conste en acta). Y a aquellos que parece que la hayan perdido, ésta (la conciencia) sólo debe sentarse y esperar a que vuelva a aparecer el día que, al verse en el espejo (después de un tiempo de mirarse pero no verse) sin sentir vergüenza, ése día, nuestra conciencia nos reclamará. Y ahí os digo, que por cada sinvergüenza arrepentido, el mundo se llena de canallas que mueren ciegos de vanidad, egoísmo y avaricia (pobrecitos).
Que puedes hacer ante un ignorante: IGNORARLO. Por eso estoy en silencio.
Aristóteles decía: “Enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente no resulta tan sencillo”… Y tiene razón, pero que quede claro, no estoy enfadado con nadie, de hecho, pocas veces me enfado, que recuerde hace ya unos cuántos años (no muchos), que realmente no me enfado. Puedo estar triste por actitudes determinadas, puesto que a mí me matan determinadas actitudes y, entonces entristezco un tiempo, hasta que pasado ese tiempo, mi estado natural vuelve por sus fueros.
Tengo la enorme suerte de tener conciencia y alma, de saber escucharla en mis silencios, analizarla y actuar en consecuencia. Recordemos que soy humano, y como tal, soy una suma de imperfecciones que, evidentemente, sin ellas no sería Yo. ¿Quién sería? NO LO SE…
Últimamente estoy leyendo y practicando mucho Karate, lo que me ayuda enormemente a controlar mi silencio. También visito a mis amigos, pues en ellos encuentro inspiración, cariño, calor y amor. Saben de mi silencio, y aún así, me siento muy querido por el respeto que nos profesamos.
El silencio me permite observar con detenimiento algunas cosas, y escuchar otras. Y sabed que no son de mi agrado. Me doy cuenta de que hay “personitas” que hablan sin conocimiento de causa, supongo que porqué han escuchado blandir campanas y entonces, por obtener algún extraño beneficio desconocido para mí, hablan. Yo prefiero decir (en este caso escribir) que en vez de hablar balbucean (como los bebés, que cuando quieren obtener algo o bien lloran o bien balbucean, dependiendo de si en una u otra acción les hacen caso a la primera o no).
La alegría depende del estado de ánimo que determina el alma, y ésta se alimenta de la conciencia. Conclusión: la felicidad está en el camino, no en la meta.
Bueno amigos/as, hasta aquí llego hoy, mañana más aunque no prometo que lo vaya a hacer mejor, pues sería imposible, pero si afirmaros que haga lo que haga, lo haré de la mejor manera posible.
Un abrazo

TONI

Mahonesa y café...

Hola amigos/as:
Ya hace tiempo que circula este mail, y siempre que lo he leído me ha guistado. de una vez por todas, lo copio tal cúal y lo publico, pues aunque filósofo lo es, y muy bueno, la verdad es que aplicado a la vida real (que fácil sería si se aplicasen muchas de las cosas que decimos - y Yo el primero -), realmente creo que entenderíamos que la socorida frase de "que la vida es así", para aceptar aquello que sabemos realmente no es así, sino que es una excusa que nos damos para la "cagada" que hemos realizado. En fin, que aquí os lo dejo.

Cuando las cosas en la vida parecen demasiado, cuando 24 horas al día no son suficientes... Recuerda el frasco de mahonesa y el café.
Un profesor delante de su clase de Filosofía sin decir palabra tomo un frasco grande y vacío de mahonesa y procedió a llenarlo con pelotas de golf. Luego le preguntó a sus estudiantes si el frasco estaba lleno. Los estudiantes estuvieron de acuerdo en decir que si.
Así que el profesor tomo una caja llena de canicas y la vació dentro del frasco de mahonesa. Las canicas llenaron los espacios vacíos entre las pelotas de golf. El profesor volvió a preguntar a los estudiantes si el frasco estaba lleno, ellos volvieron a decir que si.
A continuación, el profesor tomó una caja con arena y la vació dentro del frasco. La arena, por supuesto llenó todos los espacios vacíos, así que el profesor preguntó nuevamente si el frasco estaba lleno. Los estudiantes respondieron Con un 'si' unánime.
El profesor enseguida agrego 2 tazas de café al contenido del frasco y efectivamente llenó todos los espacios vacíos entre la arena. Los estudiantes reían en esta ocasión. Cuando la risa se apagaba, el profesor dijo:
'QUIERO QUE SE DEN CUENTA QUE ESTE FRASCO REPRESENTA LA VIDA'.
Las pelotas de golf son las cosas importantes: la familia, los hijos, la salud, los amigos, todo lo que te apasiona. Son cosas, que aún si todo lo demás lo perdiéramos y solo éstas quedaran, nuestras vidas aún estarían llenas.
Las canicas son las otras cosas que importan: trabajo, casa, coche...
La arena es todo lo demás: las pequeñas cosas.
'Si ponemos la arena primero en el frasco, no habría espacio para las canicas ni para las pelotas de golf. Lo mismo ocurre con la vida'.
Si gastamos todo nuestro tiempo y energía en las cosas pequeñas, nunca tendremos lugar para las cosas realmente importantes, así que prestad atención a las cosas que son cruciales para tu felicidad.
Juega con tus hijos, tómate tiempo para asistir al médico, ve con tu pareja a cenar, practica tu deporte o afición favorita. Siempre habrá tiempo para limpiar la casa y reparar la llave del agua. Ocúpate de las pelotas de golf primero, de las cosas que realmente importan. Establece tus prioridades, el resto es solo arena..
Uno de los estudiantes levantó la mano y pregunto que representaba el café.
El profesor sonrió y dijo:
'Que bueno que lo preguntas... Sólo es para demostrarles, que no importa cuan ocupada tu vida pueda parecer,siempre hay lugar para un par de tazas de café con un amigo.'


Un abrazo

TONI