viernes, 12 de abril de 2013

¿Por qué...?



Mis queridos/as amigos/as:

¿Por qué nacemos el día qué nacemos? Muchas veces me había realizado esa pregunta y hoy al fin lo he averiguado, al menos ya tengo mi motivo.

Nacemos ese día y no otro porqué ese día nos empujan a la vida. Y es así, nacemos porqué nos expulsan y para ello nos empujan. Desde ese momento en que nos empujan, nos arrollan, nos expulsan a la vida, desde ese preciso instante, nuestra vida, mi vida, nos pertenece, me pertenece.

Y por ese motivo debemos de luchar por ella, por nuestra vida, por mantenernos, por vivirla, por sentirla… Cuando somos conscientes y plenos de saber que nuestra vida nos pertenece.

Si los fetos pudieran hablar, ellos mismos se avisarían: te dirían que te vayas preparando, que en breve te van a empujar a la vida.

Y qué hacemos cuando somos conscientes de que nuestra vida nos pertenece: aceptarla o no. Dicen que tú destino ya está escrito y que el mío debo de escribirlo Yo. Ahí es cuando decides si aceptas o no aceptas.

¿Cómo sabemos que ése es mi destino y no otro? Cuando consciente de lo que haces determinas que no eres feliz, y que puedes hacer algo para serlo. Pues recordemos que la felicidad no es una meta, sino parte del camino a recorrer en la vida. Sólo al final de tus días, sabrás lo feliz que has podido ser, si has luchado o no, y sobretodo, aparte de ti, a cuántos has hecho sonreír, pues hacer llorar es fácil, el camino fácil siempre es el que menos esfuerzo cuesta, y no siempre es en el que más feliz te haces a ti y a los demás.

El día posee mil cuatrocientos cuarenta minutos, como decidas sentirlos sólo depende de ti y, de nadie más. La vida es una lucha continua que sólo finaliza cuando falleces. Desde el instante que te empujan a la vida, todo, repito TODO está escrito. Y la letra con la que escribes varia según vas creciendo y tomando consciencia de ti mismo. Sabes que es lo que está bien y lo que está mal desde el momento en que haces una cosa, pues es en tú propia esencia dónde captas la reacción, y después, siguiendo el orden de cosas que hay, en la de los demás.

Yo no vivo pendiente de los demás, hubo un tiempo en que si lo hice, y si hacía feliz a los demás pero Yo no lo era, la sensación era agridulce. Con el tiempo (que ni cura ni sana las heridas, simplemente las cicatriza), aprendí que si hacía algo desde dentro, desde mi mismo y por mi mismo, aunque no gustase, no es que lo estaba haciendo mal, simplemente es que estaba rodeado de personas que querían que mis actos les alegrase a ellos, y que poco les importaba cómo reaccionaba mi SER. Eso es ESTAR, no SER.

Y a ésta vida, hemos venido para SER y ESTAR, no para estar sin ser. Pero eso, es la decisión de cada uno. Y ya que me empujaron a la vida, lo menos que puedo hacer es sentir mi vida.

En fin, amigos y amigas, hasta aquí llego hoy, mañana más. No prometo hacerlo mejor pero si que haga lo que haga lo haré de la mejor manera posible.

Un abrazo

TONI